El término Síndrome de Asperger, hace referencia a aquellas personas que según los criterios diagnósticos que establece tanto el DSM-5, cómo la CIE-11, se identifican bajo la denominación de «TEA sin déficit intelectual acompañante» o «TEA sin discapacidad intelectual asociada». En la actualidad se recoge bajo un solo término: TEA, el conjunto de trastornos del neurodesarrollo que antes se incluían en la categoría de trastornos generalizados del desarrollo, quedando así en desuso a nivel diagnóstico el término Síndrome de Asperger.
Dado que para muchas personas el Síndrome de Asperger representa para ellos su identidad y que tras más de veinte años de uso se ha generado una cultura social en torno a él, aunque a nivel diagnóstico ya no se utilice, si que sigue haciéndose uso de esta denominación y celebrándose desde 2007, el Día Internacional del síndrome de Asperger, el 18 de febrero.
Aunque la manifestación del trastorno es diferente para cada persona, el denominador común es la dificultad para la interacción social, alteraciones en los patrones de comunicación no-verbal, inflexibilidad cognitiva y comportamental, dificultades para la abstracción de conceptos, coherencia central débil (suelen fijarse más en los detalles), interpretación literal del lenguaje (les cuesta entender el lenguaje simbólico, los dobles sentidos, los refranes, las metáforas, …) dificultades en las funciones ejecutivas y de planificación, así cómo para la interpretación de los sentimientos y emociones tanto propios como ajenos.
Sus capacidades cognitivas están preservadas y aún con intereses restringidos, se encuentran dentro de la media e incluso en algunos casos pueden ser incluso superiores. Por este motivo, su diagnóstico no suele ser fácil, y pasa desapercibido en edades tempranas, siendo en la adolescencia o edad adulta cuando muchos de ellos son diagnosticados, pues es cuando la falta de habilidades sociales se hace más evidente y comienzan a desempeñar un papel más central en la vida de la persona.
No me resulta fácil saber a ciencia cierta qué me hace diferente, porque yo me siento normal.
Kenneth Hall, de su libro «Soy un niño con Asperger»
Un diagnóstico temprano nos permite aprovechar el período crítico de aprendizaje de desarrollo de la persona con autismo para enseñar empatía y comunicación social, así cómo desarrollar estrategias frente a otras dificultades que se puedan presentar. Mientras que si el diagnóstico es tardío, esa etapa crítica se pierde y es más difícil abordar la intervención, ya que los comportamientos estarán entonces más arraigados. La experiencia vivida durante los años de la infancia van a marcar su etapa de adolescencia, no encontrando explicación a lo que ocurre hasta que no llega un diagnóstico concreto, con el consiguiente sufrimiento de la persona y su pérdida de calidad de vida.
¿Cuáles son los signos de alerta que se pueden manifestar en la adolescencia una persona con TEA?
Estos son los principales signos:
- Reacciones emocionales desproporcionadas y poco ajustadas a las situaciones.
- Intereses inmaduros y poco acordes con la edad.
- Mayor conciencia de la diferencia con sus iguales.
- Sentimientos de incomprensión y soledad.
- Presencia de sintomatología propia del estrés, la depresión y/o ansiedad.
- Desorden en la higiene personal (por exceso o por defecto).
- Aumento de las obsesiones y rituales.
- Dificultades académicas: velocidad de procesamiento de la información alterada, dificultad para la planificación de tareas, desmotivación, dificultad para seleccionar información relevante, …)
- Resistencia y mala adaptación a los cambios.
- Escasa o nula vida social con iguales.
- Dificultad para la comprensión de situaciones sociales ambiguas.
Pero si miramos bien en las características de las personas con TEA, no sólo aparecen dificultades, también encontramos una serie de puntos fuertes y aspectos positivos que les caracterizan, como son:
- Elevados valores morales: defensa de los derechos humanos y crítica a las injusticias que ocurren a su alrededor.
- Sinceridad.
- Compañerismo.
- Afán de superación personal.
- Ausencia de doble intención.
- Mejor dominio y respeto por las normas básicas sociales.
- Logro de metas y objetivos propuestos.
Aceptación y autoconocimiento, la base de la intervención
La etapa de la adolescencia es un período confuso y de aceptación de muchos cambios para cualquier persona. En el caso de alguien con TEA, hay una serie de necesidades que deben ser trabajadas, como son:
- Comprensión y aceptación de su condición de TEA.
- Motivar y participar en situaciones que refuercen la autoestima, mejoren su imagen y faciliten la integración con el grupo.
- En caso de ser necesarias, realizar adaptaciones metodológicas en el entorno escolar.
- Contar con un profesional de apoyo que pueda dar pautas en lo académico, lo personal y lo emocional. Enseñando, por ejemplo, estrategias para mejorar la planificación de sus estudios, entrenando habilidades sociales que le permitan relacionarse mejor con sus iguales y trabajando para la comprensión de emociones propias y ajenas.
- Realizar un buen análisis funcional de las conductas que generen dificultades, identificando bien cual es el origen de estas, para desde ahí poder cambiarlas por otras más adaptativas y funcionales.
- Orientación académica (universidad) y/o laboral, preparando y anticipando ese cambio.
- Favorecer el reconocimiento y puesta en valor de sus puntos fuertes.
- Proporcionar estrategias adaptativas, como por ejemplo el autocontrol.
Desde la Fundación ConecTEA animamos a las familias que tengan sospecha de que su hijo/a adolescente pueda ser una persona con TEA no diagnosticada, a que busquen información y profesionales que puedan descartar o confirmar si están en lo cierto, con el objetivo de poder realizar una buena intervención a la mayor brevedad posible.
Mañana, 18 de Febrero de 2021, desde la Confederación Autismo España, organización de ámbito estatal que representa a las personas con TEA y sus familias en España, se organiza un evento online en el marco de la campaña “Haz espacio”, que busca poner de manifiesto que las personas con Asperger se esfuerzan cada día por encajar en entornos inflexibles que no se adaptan a sus características y necesidades. Te dejamos la información en este enlace para que puedas disfrutar de ella.
Estamos #JuntosenelAutismo
Valiosa ingormación, muchas gracias.
Muchas gracias por tu comentario!
hola a todos, tengo un hijo de 19 años que creo yo siempre ha presentado las características del TEA, actualmente presenta dificultades en la universidad a nivel social. Pero en Bogotá Colombia no sabemos donde acudir. Si alguien supiera se los agradecería mucho.
Hola, estamos en España, escribanos a info@fundacionconectea.es Un saludo!
buenas tardes quisiera saber mas de ustedes y como me podrian ayudar!!!!,
tengo un niño de 5 años diagnosticado con asperger.
mi sobrino es Asperguer y no controla su agresividad frente a una amenaza o injusticia . como puede recibir ayuda alguna fundación donde mi hermana pueda acudir para que lo ayuden con terapia y no se si necesita medicarse.