Es habitual encontrarnos con personas con autismo, principalmente niños/as, que tienden a rechazar actividades como hacer los deberes del colegio, jugar con pelotas, juegos de atención o de memoria visual. Se observan conductas como ladear la cabeza para leer, acercarse en exceso al papel, parpadear mucho o dificultades para realizar tareas que implican ambas manos a la vez, como recortar con tijeras, entre otras.

Como hemos mencionado en numerosos artículos anteriores, las personas con TEA, tienen dificultades para procesar adecuadamente la información sensorial. Ahora bien, a veces, se da el caso de personas en las que predomina una mayor disfunción en el procesamiento del sistema vestibular con respecto al resto de sistemas. ¿En qué puede afectar esto a la persona con TEA? ¿Qué relación tiene esto con la percepción visual?

El sistema vestibular es el encargado de informar sobre la posición en la que se encuentra nuestro cuerpo en relación con la gravedad, el control postural y la estabilidad ocular. También, influye sobre la orientación espacial e impacta directamente sobre la coordinación bimanual o la capacidad para realizar actos motores cruzando la línea media. Por tanto, podríamos decir, que cuando hay dificultades para procesar correctamente la información vestibular, la persona también puede presentar problemas de percepción visual.

La percepción visual es el proceso por el cual se extrae información del entorno. Hace referencia a tareas con componentes visuo-espaciales, como puede ser la percepción de longitudes, formas o tamaños, entre otros.

En ciertos casos, además de una evaluación a nivel sensorial, es recomendable una valoración oftalmológica.

¿Qué conductas podemos observar ante un problema de percepción visual?

Pueden ser algunas de las siguientes:

• Se sale del renglón al escribir. 
• Se cansa muy rápido al hacer los deberes.
• Parece desordenado/a.
• Confusión entre palabras que puedan parecerse.
• Cambio del tamaño de las letras.
• Salta renglones o palabras al leer.
• Le cuesta aprender a montar en bicicleta o en patinete.
• Se cansa con facilidad al copiar de la pizarra al papel.
• Dificultades para cambiar el foco de atención. 
• No le gusta jugar a la pelota con otras personas.
• Inversión de letras o escritura en espejo.
• Se desorienta con facilidad en entornos que ya conoce.

Lo que puede suponer para una persona con TEA

Recortar con tijeras, pasar lo que escribe la profesora en la pizarra al cuaderno, localizar objetos en una habitación, practicar deportes de pelota o anticipación, cruzar un paso de cebra, organizar la mochila o la agenda del colegio, escribir sin salirme de la pauta o leer todas las palabras sin saltarse ninguna… Para una persona con TEA, enfrentarse a este tipo de actividades, entre otras muchas, le puede generar frustración o nerviosismo, provocando desregulación emocional, falta de confianza en sí mismo y observando conductas poco adaptadas o incluso disruptivas en el momento de realizarlas.  

Es importante, que cuando se aprecien problemas para llevar a cabo algunas de las actividades mencionadas anteriormente, se contacte con el profesional adecuado para realizar una evaluación acorde a las necesidades presentadas por la persona con TEA. De esta manera, poder iniciar una intervención en la que se aborden correctamente los diferentes sistemas implicados. Si estos aspectos no se abordan de manera adecuada pueden llegar a interferir en el aprendizaje y en el rendimiento académico, así como en el desarrollo e interacción social. 

Imagina que vas a jugar tu primer partido de pádel, sin experiencia previa, y el resto de jugadores llevan un largo recorrido. Ellos verbalizan cosas cómo…” Vamos, tienes que ser más rápido” o “¿Es que no has visto la pelota?”. Este tipo de comentarios se realizan sin mala intención, pero pueden llegar a generar angustia o frustración para la persona que los recibe, la persona trata de implicarse, pero le supone un gran esfuerzo. Es así cómo pueden sentirse algunas personas con TEA cuando realizan tareas escolares o juegos con iguales. Si hay una mala experiencia, puede hacer que en ocasiones posteriores rechace realizar ciertos juegos o tareas, llegando incluso a mostrar conductas disruptivas y/o problemas de autoestima.

Actividades que podemos realizar para trabajar y mejorar la percepción visual

Desde la Fundación ConecTEA, realizamos una continua coordinación con las familias y profesionales del entorno de la persona con TEA. Son estos, quienes refieren ciertos comportamientos que pueden estar relacionados con la percepción visual, dificultades de la coordinación motora y el procesamiento de la información sensorial. Es muy importante realizar una buena valoración con profesionales cualificados para localizar la base o raíz de un problema. 

¿Crees que tu hijo/a puede tener un problema de percepción visual? ¿Has identificado este tipo de dificultades y has empleado alguna estrategia para ello? ¿Crees que es importante tener en cuenta cómo puede afectar en la vida diaria de una persona con TEA?

Si después de leer este artículo, te surgen dudas, puedes escribirnos a info@fundacionconectea.es, estaremos encantados de ayudarte.

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