Muchos padres y madres, más tarde o más pronto recibimos una llamada del colegio o somos advertidos por otra familia acerca de algo que ha ocurrido en el centro educativo donde está estudiando nuestro hijo o hija con TEA. Es este post daremos unos consejos respecto a posibles casos o situaciones que pueden ocurrir cuando suceden a veces conflictos o incidentes que dificultan la convivencia escolar, si bien es verdad que se pueden plantear diferentes casuísticas y que no es posible establecer unas reglas absolutas para todas
Los derechos del alumnado TEA en el centro educativo
Es importante que como tutores legales de nuestros hijos, conozcamos tanto la legislación aplicable en el territorio donde estemos como también información básica sobre los apoyos o los ajustes razonables derivados de la evaluación psicopedagógica que se les han diseñado en el centro para el alumno o alumna. Por lo tanto, recomendamos leer todos aquellos documentos que nos entregan y tener esto presente.
En este sentido, desde Fundación ConecTEA recomendamos leer este artículo que puede despejar dudas sobre la terminología que se usa en el entorno educativo. Pero en términos globales, repasando los derechos y opciones que tiene un alumno autista en un centro educativo, la base es la misma que cualquier alumno, ya que por tener autismo, eso no limita al alumnado a:
- Participar en actividades periódicas del centro educativo: festivales, gymkanas,…
- Participar en actividades extraordinarias: salidas culturales o deportivas fuera del centro.
- Participar en actividades de recreo en el patio.
- Participar en actividades deportivas.
- Usar el comedor y actividades de conciliación familiar.
- Otras actividades a las que accede cualquier alumno/a del centro.
¿Dónde sucede la dificultad entonces? Pues muchas veces en la estructuración, planificación y anticipación de la actividad, así como la definición de recursos necesarios en función del grado de intensidad de los apoyos necesarios e incluso las medidas de adaptación que se deban implantar en el entorno para un alumno autista en concreto.
Un caso aparte pueden ser las actividades extraescolares que se desarrollan por permisos concedidos y que son gestionadas desde entidades como asociaciones de padres y madres o AMPA´s, que a su vez son generalmente contratadas con empresas de ocio o de deportes. Son actividades realizadas en un entorno educativo, pero muchas veces no son gestionadas por la autoridad educativa en el centro. En teoría, legalmente, el acceso a cualquier servicio o actividad pública no debería suponer condiciones discriminatorias de acceso para una persona con TEA, pero aún hoy en día nos encontramos situaciones donde esto se produce lamentablemente.
La convivencia del alumnado TEA en el ámbito educativo.
Además de las dificultades de participación, en los centros educativos pueden aparecer situaciones conflictivas de convivencia donde suceden problemas con otros alumnos del centro (con y sin TEA) y también con otras familias. Cuando un alumno de necesidades educativas especiales está envuelto en una situación de este tipo, no es que sean más livianas o no tengan que cumplir las normas de convivencia, simplemente pueden necesitar más apoyo a la hora de entenderlas con historias sociales o planificación previa, o incluso un programa de cambiar una conducta si esa conducta no es beneficiosa para el o ella. Vamos a poner algún ejemplo:
La madre de M., un niño no verbal de 8 años que acude a un centro educativo y ha sido llamada por la Dirección del centro para acudir a una reunión con la madre de L, una compañera de la misma clase que su hijo. M. ha pellizcado a L., después de que L. le tirara los bloques que estaba apilando.
Del análisis que podemos hacer de esta situación, estas ideas pueden surgir:
- Pellizcar no es una conducta adecuada a la hora de relacionarse con otros niños (con y sin TEA). Hay niños autistas que insultan, pegan, o durante ciertas etapas tienen conductas obsesivas con otros compañeros, depende de muchas cosas, pero son conductas no beneficiosas para la convivencia ni participación en el centro educativo.
- Si M. nunca manifestó la conducta de pellizcar a nadie anteriormente, sería muy recomendable que la madre de M. solicitara al colegio que analice el antecedente previo en esa conducta. ¿Qué ocurrió? ¿Quién supervisaba a los niños? ¿Estaban en el patio? ¿Era una actividad planificada? Es importante tener claro que alguien puede suponer que pellizcó a esa niña por ser autista (eso lo “explica todo” de una manera simplista y mitificada) en vez de como una respuesta provocada por la frustración de no saber manejar el conflicto de que su compañera de clase tirará su construcción de bloques , como cualquier otro niño… Cualquier conducta es comunicación (personas verbales o no verbales) y en este caso esta puede ser una manera de marcar los límites a su compañera. Evidentemente es una conducta no adecuada para cualquier niño (con y sin TEA).
- En este caso puede parecer claro, pero para asegurar y poner las medidas adecuadas (preventivas sobre todo, para evitar que vuelva a ocurrir) es necesario conocer toda la información del contexto de la situación en la que se produjo la conducta.
La madre de M. ha sido llamada a una reunión para conversar con la madre de L. sobre el evento. Estos enfoques pueden ser útiles a la hora de acudir a la reunión y plantear posibles mejoras o medidas preventivas para que no vuelva a suceder. El evento en cuestión parece un simple conflicto entre niños, pero independientemente de que uno sea autista, deberían pasar estas cosas:
- Siempre es bueno mostrar una actitud colaboradora y buscar soluciones por cualquier padre o madre para prevenir una conducta no adecuada que tenga que ver con la convivencia (una familia TEA como una familia que no tenga hijos/as TEA).
- Ser autista no libra a nadie de las consecuencias de una mala conducta de convivencia. No es admisible pellizcar como respuesta ante un conflicto. Como cualquier niño, eso debe tener consecuencias ajustadas, porque además van a existir consecuencias naturales como que no haya una buena relación entre los niños. Las consecuencias no tienen que ser un castigo pero si puede ser una “no recompensa” sobre algo relacionado e incluso consecuencias inmediatas respecto al el evento en cuestión. (Por ejemplo ya no jugar a los bloques ese día). Esto también debería plantearse en el caso de la compañera involucrada: igualmente no es admisible una conducta de tirar bloques. ¿Por qué lo hizo? Es importante realizar un análisis de su conducta y los antecedentes de la situación. El modelo A-B-C es un modelo útil que puede arrojar información relevante a la hora de plantear estrategias y soluciones.
- Todo esto, se aborda con el uso de historias sociales visuales sobre los comportamientos y normas de conducta o convivencia adecuada. Pero se hace no cuando sucede el conflicto (en ese momento sólo podemos contener, no prevenir.) Se hace de manera educativa, donde no hay conflicto y se refuerza previamente antes del contexto o situación donde sucedió todo. Por ejemplo, si sucedió en el patio, antes de volver a jugar a ese juego, se comentarán las normas de
- Control de los escenarios donde suceden los conflictos. Es importante que los momentos de interacción entre niños estén pautados y planificados, si además hay dificultades de comunicación, baja tolerancia a la frustración o para manejar un conflicto. En general, muchos conflictos suceden en momentos desestructurados sin normas o sin variables fijas y concretas, en actividades sin supervisión, o juego libre,… etc.
Ayudar a los niños a potenciar sus habilidades sociales en el manejo de conflictos
Cuando un alumno o alumna autista se ve envuelto en una situación de conflicto con otro compañero o compañera, debemos asegurarnos en el centro educativo que puede entender el contexto social explicándole las normas de una manera positiva (aprendizaje sin error). Vamos a explicar todo de una manera adecuada (por la mejor vía comunicativa para ese alumno) en el sentido de lo qué hay que hacer en vez de lo que no hay que hacer (doble negación).
Todo se hace con historias sociales para aprender y darle las mejores estrategias de comunicación y de resolución de conflictos, pero siempre contando para definirlas con la mejor información de porqué ha pasado, el contexto, el desencadenante de la conducta… etc. En definitiva hay que dar más estrategias de respuesta adecuada cuando surge un conflicto. En el ejemplo del caso anterior, es oportuno dar a M estrategias comunicativas como:
- Que M. pueda pedirle a su compañera L. que no tire los bloques.
- Que M. pueda pedir ayuda o pedir que intervenga un adulto.
- Que M. aprenda a mostrar su frustración de otra manera cuando se produce una situación que altere su actividad, una alternativa a pellizcar.
Esto es obvio que para la compañera, igualmente, la estrategia es parecida, pues no se debería de librar sin consecuencias ni sin su historia social para que su comportamiento no se repita… tampoco es admisible su comportamiento para la convivencia. La inclusión es tratar a ambos como niños que no saben gestionar un conflicto para que entiendan las consecuencias de sus comportamientos, con autismo o sin el. Simplemente cuando uno de los niños es autista, debemos asegurarnos de facilitar elementos de apoyo en el entorno, en la actividad o sistemas aumentativos y alternativos de comunicación, lo que sea necesario para favorecer cada vez mejores contextos y momentos donde la participación, la buena convivencia y la inclusión sean posibles.
Por supuesto, muchas medidas adicionales fuera del contexto educativo pueden también llevarse a cabo, tanto en el ámbito del hogar como en contextos terapéuticos o de entrenamiento en programas de habilidades sociales. Es más, son altamente recomendables, ya que la buena convivencia es algo transversal en todos los contextos sociales que tenemos las personas y es necesario generalizar los aprendizajes en diferentes contextos.
Como madres y padres, nos va a tocar a lo largo de la vida lidiar con varios conflictos y siempre es útil ser colaborador, constructivo y buscar soluciones, porque siempre se van a producir problemas, la clave muchas veces es la respuesta que se le da, incluso por los adultos que somos los que tenemos que dar ejemplo y llegar a acuerdos y a soluciones para evitarlo.
Esperamos que estos consejos sirvan para casos de conflictos de convivencia, ya que otras situaciones como discriminación o pérdida de derechos en el ámbito educativo, acoso escolar, deben ir tratados por otras vías, incluyendo reclamaciones si fuera necesario.
¿Has tenido algún conflicto en el ámbito educativo? ¿Cómo actuaste en esa situación? Si quieres puedes contarnos su experiencia en un comentario o escribirnos un email a info@fundacionconectea.es
Estamos #JuntosenelAutismo
Cuando el problema está en no aguantar los ruidos, cosa que en un centro educativo hay por todas partes, acudir a clase se vuelve una tarea imposible. Los auriculares no aíslan lo suficiente y la cantidad de gente tampoco ayuda. Es imposible.