
Cómo evitar y manejar una crisis de una persona con autismo.
Nuestra capacidad de autorregulación está a prueba, pero también lo está la de las personas con autismo, cuya resistencia a factores estresantes como lo son el no poder salir de casa puede llevar a que en cualquier momento se desencadene una crisis.
La situación actual hace que en los próximos días todos, en algún momento, tengamos ansiedad, nerviosismo, falta de entendimiento, impotencia, rabia,… en definitiva un montón de sentimientos encontrados que deberemos manejar y autocontrolar para poder mantener la calma. Es una prueba más que deberemos superar para hacer frente a esta situación de emergencia que nos ha tocado vivir.
La mejor manera de evitar las crisis, será el prevenirlas. Nadie conoce mejor a tu hijo/a que tú, por eso debemos estar atentos a las señales. Es mejor intervenir cuanto antes para evitar llegar a situaciones de crisis dónde volver a la calma se torna más difícil.
Mantén a tu hijo/a entretenido/a con actividades y juegos. Los periodos de aburrimiento son propicios a las crisis, así que cuando sientas que el niño/a necesita expulsar su energía, hay que ser reactivo para cambiar de ambiente (dada a situación actual de ESTADO DE ALARMA, cambiar de habitación o de actividad, aunque también podrían salir de casa acompañados y es recomendable que llevéis cualquier documento que acredite la situación de discapacidad). Debes fijarte en las señales de irritación y frustración que son indicadores fiables.
Evita situaciones que puedan ser estresantes, como puede ser que haya mucho ruido, y si es necesario es bueno disponer de unos protectores auditivos para ir acostumbrándose a algunos niveles sonoros.
¿Qué podemos utilizar para ayudarnos a prevenir una situación de crisis?

Si aun así, en algún momento se desencadena una crisis, estas son las pautas que nos ayudarán a reconducirla:
Mantén la calma: Utiliza un tono de voz neutro y postura corporal relajada. Se trata de transmitir tranquilidad y ofrecer un ejemplo positivo para imitar. Antes de perder los nervios, dejar a otro adulto actuar.
Las palabras no ayudan: Dejar a un lado intentar razonar, negociar o dar explicaciones, en ese momento para él/ella, todo eso será ruido que le puede incomodar aún más.
Eliminar el estrés sensorial:Parar un momento a pensar si puede haber algo que le está molestando, como por ejemplo: ruidos (electrodomésticos, TV, música,…), luces, ropa, etc… Si detectamos algo, eliminarlo o llevarlo a otro lugar de la casa.
Cambiar el foco de interés:Intenta reconducir a que realice otra cosa, suele funcionar el realizar con él/ella alguna actividad manipulativa sencilla, por ejemplo un puzzle encajable. Podemos dar ayuda física para que inicie, poco a poco, su cerebro se centrará en la actividad y esto ayudará a que “se olvide” de lo que generó su crisis.
Reforzar: Piensa en algo que le guste y dáselo ante cualquier conducta adecuada que muestre. Mejor si es algo que podemos dar poco a poco y no de golpe, para así ir reforzando progresivamente. A medida que la crisis vaya remitiendo, comienza a alabar su calma: felicita, sonríe y dale un abrazo.

Posibles agresiones
Si vemos que en algún momento puede auto agredirse, entonces deberemos limitar su movimiento para evitar que pueda herirse. Antes de tocar lo más aconsejable es anticipar el gesto. Muévete lentamente frente a él/ella, para que pueda verte. Su reacción en un principio seguramente sea la de evitar que lo toques y tratará de liberarse, pero has de insistir y poco a poco después de un tiempo se dejará abrazar y se calmará.

Si necesitas ayuda, no dudes en consultar con un profesional, estamos a tu disposición en Fundación ConecTEA, en la siguiente dirección de correo electrónico: info@fundacionconectea.es.
¡Mucho ánimo en estos días!