
El deporte como aliado de las personas con TEA: inclusión, salud y motivación
- Cuando tenga tiempo me apunto al gimnasio.
- Empiezo el lunes.
- ¡No me gusta el deporte!
¿Cuántas veces hemos escuchado estas frases? ¿o las hemos pensado nosotros mismos? Puede que no nos guste un deporte específico, que no nos sintamos motivados a mantener una continuidad en la práctica deportiva o que nos cueste organizarnos para disponer del tiempo necesario. Es probable que en el acercamiento a un deporte no hayamos tenido la mejor experiencia, por el contexto en el que se haya desarrollado o por circunstancias personales.

En el caso de una persona autista, esas dificultades de acceso pueden verse ampliadas por otras barreras:
Sensoriales: hipersensibilidad a estímulos, contacto físico no deseado o equipamientos y texturas incómodas.
Comunicativas y sociales: incomprensión de instrucciones rápidas o ambiguas, escaso apoyo visual, retos en la interacción social recíproca o riesgo de aislamiento o acoso.
Cognitivas y de planificación: necesidad de anticipación, dificultad de organización y posible rigidez mental.
Emocionales y motivacionales: miedo al fracaso o la burla, experiencias previas negativas y fatiga emocional.
Estructurales: profesionales sin formación específica, programas no adaptados y entornos poco flexibles.
Tenemos que ser conscientes de que los beneficios que produce la actividad física regular son razón suficiente para que se convierta en una prioridad en nuestro día a día, contribuyendo a una mejora integral concretada en todos los planos: físico, cognitivo, emocional y social.

Por ello debemos implementar las adaptaciones que sean necesarias para que las personas autistas puedan hacer deporte con regularidad y experimentar sus beneficios: reducir estímulos, elegir horarios con menos ruido, usar iluminación natural o suave, permitir que la persona escoja su indumentaria, graduar el contacto físico, dar instrucciones claras y concretas, usar apoyos visuales, mostrar y repetir los movimientos, anticipar y generar rutinas, apoyarse en compañeros de referencia, elegir deportes individuales o en grupos reducidos si es preciso, promover un clima inclusivo, flexibilidad en las normas, refuerzo positivo, centrarse en la mejora personal, planificar pausas, formar a los profesionales e implicar a familia y terapeutas.

Una vez habituados a la práctica deportiva, esta misma se retroalimenta generando afición o hábito, porque activa mecanismos cerebrales que nos hacen sentir bien, produce calma y percepción de control, experimentamos sensación de logro y damos respuesta a nuestro instinto evolutivo.
En Fundación ConecTEA colaboramos estrechamente con instituciones como Fundación Real Madrid, con municipios como Alcobendas y San Sebastián de los Reyes y con escuelas y entidades deportivas como Judoma para contribuir a la práctica del deporte entre las personas con TEA. Fruto de estas colaboraciones encontramos los grupos de fútbol y baloncesto de las Escuelas Sociodeportivas de Fundación Real Madrid, actividades de Piscina Adaptada, convenios con Judoma, Club Balonmano Sanse, Sanse Scrum Rugby… y nuestra Caminata por el Autismo que este año va por su quinta edición (y estás a tiempo de unirte).

Precisamente el director de Judoma, Manuel Alba, nos ilustra sobre los beneficios de este deporte para las personas con TEA, en el plano personal, familiar y social en el podcast de Radio ConecTEA.
Desde Fundación ConecTEA os animamos a incluir el deporte en vuestra vida como eje para alcanzar un bienestar integral. Estando #Juntosenelautismo podemos hacerlo accesible para todos y todas.