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Preparándonos para la Navidad cuando eres autista

Bueno, ya no queda nada, ya están aquí. Se avecinan cambios y lo sabemos todos. ¿Estamos preparados? La Navidad pueden ser una época llena de magia e ilusión en la que participar en las tradiciones familiares, visitas a sitios nuevos que en otro momento del año no se pueden realizar, reuniones con amigos, las comidas, las cenas, las reuniones en el trabajo, la decoración, la carta de Papá Noel o los Reyes Magos, ver a los seres queridos y romper con las rutinas. Pero también pueden ser un momento de estrés y una época del año difícil para las personas con TEA, porque los eventos sociales son los protagonistas.

En Fundación ConecTEA años anteriores hemos hecho artículos hablando de consejos, de tips, de actividades, muchas cosas que podemos hacer, y en esta ocasión vamos a enfatizar en lo que creemos que es básico, con el ánimo de que estas fechas sean llevaderas.

Planificador de Navidad

Sobre este asunto no hay discusión. Planificar es una de las tareas que en general no se ve, pero que marca muchas veces el resultado más o menos exitoso, aunque muchas veces es necesario establecer un equilibrio entre planificar y generar flexibilidad ante los cambios. Planificar es un «must» en el autismo.

Aquí es importante tirar del calendario y en función de cada persona, hacerle ver desde fechas concretas, a periodos de actividad o vacaciones. Esto se aplica tanto si la persona es un niño o si es un adulto, porque ayuda a saber lo que va a pasar, y eso reduce la ansiedad. Y cuando tengamos que gestionar un cambio, también se puede usar el calendario como una herramienta de planificación.

Un ejemplo que puede ocurrir y que es muy probable: por motivos de afluencia de público no se puede acceder a un evento o a una localización de un parque temático de Navidad o un espectáculo navideño que se cancela, pues ese calendario puede servir para gestionar ese cambio y que la persona procese mejor que hay cosas que no van a pasar, o que se trasladan a otra fecha.

Aquí os dejamos un ejemplo de lo que puede ser una planificación global en la época navideña. Hay algunas personas con autismo con hipermemoria, y no requieren apoyos visuales, almacenando los datos de una manera exacta, pero es mejor usar claves visuales pues son más inequívocas en caso de malentendidos o de tener que hacer cambios de planes, reduciendo la ansiedad y mejorando la aceptación de los mismos, facilitando la negociación. Es importante desmitificar que una planificación visual es válida para personas autistas con y sin lenguaje verbal.

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Voy a un evento social: estrategias en Ciudad de la Navidad de Torrejón de Ardoz

Aquí traemos una experiencia de una persona autista que visita uno de los famosos parques de la navidad de Madrid, en este caso esta experiencia puede tomarse como referencia de lección aprendida, pero siempre siendo conscientes de que en nuestro caso, habrá que tener en cuenta las preferencias de nuestro hijo/a o incluso nuestra familia. En esta ocasión se visita la Ciudad de la Navidad de Torrejón de Ardoz por una familia con una niña autista de 11 años.

Planificación previa: varios días antes, se hizo una reserva tras hablar sobre este evento en varias ocasiones, y acudiendo a la localización en vehículo propio. Para realizar la anticipación se consultó la web y se emplearon como recursos para ver lo que era esperable encontrarse allí.

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Este parque además dispone de colaboraciones con entidades sociales para que la experiencia sea lo más inclusiva posible. En este caso, no hicimos uso de este servicio, pero recomendamos que se consulte para aquellos casos en los que pueda ser necesario.

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Gestión de los estímulos: Es evidente que las personas que vamos a este tipo de parques disfrutamos de lo que nos vamos a encontrar: luces, sonidos, sensaciones al montar en atracciones, disfrutar de la música, de olores diferentes (el olor del algodón de azúcar, los gofres…), las comidas que podemos probar en un sitio diferente donde no habíamos estado nunca… Todo eso puede ser mucho para procesarlo todo a la vez, incluso movernos andando de un sitio a otro, rodeados de gente a la que tenemos que evitar (tocar). Intentamos no tener los estímulos todos a la vez, es más fácil gestionarlos por separado.

Vamos sin prisa, pero sin pausa. Es recomendable iniciar la visita cuando haya menos gente y poco a poco que se vaya incrementando los estímulos. Por ejemplo, entrar en un momento de valle de afluencia de público, como las 16:30h o las 17:00h. Esta estrategia, permite ir aumentando la resistencia y la tolerancia a los estímulos, y de eso precisamente se trata, aumentamos poco a poco, viendo cómo se va gestionando. Es necesario hacer pausas, ir a zonas de interés que les gusten, compensando cosas que les sean menos motivadoras con aquellas que al final les gustan más.

La experiencia es aprendizaje. Incluso las experiencias no exitosas. De toda experiencia se obtiene un aprendizaje, y no se debe limitar a mantener a una persona con TEA a estar siempre en una zona de confort. Que haya colas que esperar, mientras sean tolerables, lo que hacen es ir aumentando esa capacidad y tolerancia a un momento poco motivador. Evitar esas situaciones, a corto plazo no aportan crecimiento experiencial y a largo plazo aumentan las rigideces y no fomentan la autorregulación que sería espera con el desarrollo y crecimiento de la persona. Todo esto también se debería tener en cuenta. No hay que obligar a repetir, pero sí no negar a nadie a experimentar un evento. Lo que esto exige es preparación y planes alternativos si se pueden producir momentos de conductas disruptivas o incluso una retirada, pero siempre experimentando.

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Como se ve en las fotografías la entrada al parque fue antes de que anocheciera y a las 18.00h comenzó el espectáculo visual de la iluminación. Esto permitió irse poco a poco adentrando en estímulos visuales e ir aumentando el sonido en ciertos espectáculos, como acceder a un cuentacuentos a un volumen de sonido que casi llegaba a los 95dB (decibelios). No llevábamos protectores auditivos, pero la exposición fue muy poco tiempo y se toleró durante unos 10 minutos, incluso con momentos de canciones.

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La experiencia fue buena, también es verdad que ya la había experimentado hace unos años, de una manera diferente, pero es verdad que aumentó su tolerancia a estar con más personas, más tiempo andando, disfrutando de más atracciones, e incluso comidas diferentes.

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